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Sebastián Fonseca

Sociólogo, docente y escritor.

Apasionado por la educación, desde hace 18 años se dedica al diseño y coordinación de dispositivos de capacitación y formación a partir de las necesidades del territorio.

Durante los últimos 10 años, su actividad se ha centrado en el enfoque de género y masculinidades para la prevención de la violencia, colaborando así con diversos espacios de trabajo e instituciones estatales y de la sociedad civil, ya sea a través de talleres, charlas, cursos y publicaciones.

Bien sabemos que las actitudes machistas obstaculizan el trato igualitario y democrático y que esto, a su vez, impacta de manera negativa en la dinámica de cualquier equipo, resultando en una menor capacidad creativa, operativa y productiva para toda la estructura organizacional.

Hoy resulta indispensable desalentar este tipo de conductas y para ello existe una diversidad de iniciativas, tanto desde el ámbito público como privado, para configurar espacios de trabajo colaborativos no sexistas.

He desarrollado una intensa experiencia en cuanto a la sensibilización, formación y fortalecimiento de equipos de personas interesadas en generar espacios libres de machismo, donde la valoración de las ideas y capacidades no dependa del género.
Está claro que no podremos erradicar el machismo culpando a los varones de todo, sino que la estrategia es propiciar instancias de diálogo y reflexión a partir de datos cuantitativos y de la revisión crítica de nuestras realidades cotidianas.

En mi experiencia de trabajo, me ha tocado escuchar a personas que aseguran que el machismo es algo del pasado y que ya nadie se comporta así. También es frecuente que alguien señale que con que haya educación y tolerancia es suficiente, como si el machismo fuese algo propio de personas de bajo nivel educativo y no un discurso estructuralmente transversal. Tolerar no es respetar, sino “soportar”. Se soporta lo que no se acepta. Para que exista respeto debe haber empatía, comprensión y escucha activa.